miércoles, 4 de julio de 2012

La Libertad de Elegir

Una de las cualidades que posee el ser humano es la capacidad de decidir, si hubiéramos sido creados sin esta facultad no seríamos más que robot o marionetas, pero lamentablemente esta capacidad de elegir entre el bien y el mal ha causado muchos males.

¿Pudo Dios haber creado al hombre de tal forma que este no pudiera hacer el mal? Por supuesto que podía, pero de haber creado al hombre con esta limitación, el hombre no sería más que un autómata, no tendría voluntad propia y haría el bien, pero porque no le quedaría otra alternativa.


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Es necesario que el hombre sea libre, si el hombre no tuviera la facultad de elegir sería una simple máquina, pero esta libertad origina la existencia de mucho mal.

Ya que el hombre posee, por necesidad la facultad de elegir entre el bien y el mal; es inevitable que en muchas ocasiones eliga el mal.

Para que el hombre sea verdaderamente libre debe poseer la facultad de elegir, la facultad de elegir entre crear un reactor atómico o una bomba atómica, elegir entre sembrar un árbol o talar todo un bosque, la facultad de elegir entre extender la mano a su prójimo o segar la vida de éste.

Un agente moral, verdaderamente libre, sin la facultad de elegir sería una contradicción.
Roger E. Dickson (El Ocaso de los Incrédulos pag. 111)

Es imposible que la mente finita del hombre entienda la mente infinita de Dios, ¿Cómo entender que existe un plan divino en un mundo colmado de tanta maldad? Pues si comprendiéramos la mente infinita de Dios, ya no seríamos humanos, existen muchas cosas que sólo Dios sabe.


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Dios puede quitar de una vez el mal, pero esto conllevaría privar al hombre de su libertad y en ese supuesto ya no sería humano, sino un robot. Imagino que a ninguno de nosotros nos gustaría ser un robot.

En la Odisea de Homero, el mitológico dios Zeus reprende a los humanos diciendo: Miren ahora ustedes cuan en vano recriminan los mortales a los dioses pues dicen que el mal viene de nosotros, en tanto que ellos, de sí mismos, por la ceguera de sus propios corazones, se granjean dolores más allá de lo que ha sido ordenado.
Es el hombre que tiene que ser recriminado por el pecado, no Dios, este mundo, esta creación fue perfecta desde el principio, pero el hombre se las ingenió para dáñar todo lo que Dios había creado.

Recuerdas el caso de Adán y Eva, al principio, todo era hermoso, pero por el pecado de esta pareja se inició lo que sus descendientes hemos continuado.

¿Cuánto dolor es causado en el mundo por las desiciones erradas del hombre, de sus pecados, de sus deseos egoístas?

La culpa no es de Dios.

Dios existe y seguirá existiendo aún cuando la vida de aquellos que niegan su existencia ya no sea más.

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